Años sin dictar sentencia

Fonte: El País, 20/03/2008.

Algunos magistrados paralizan juzgados sin que el Poder Judicial pueda apartarlos

A veces los controles no funcionan y hay jueces que pasan años al frente de juzgados o tribunales sin dictar sentencias o redactando resoluciones extravagantes. Algunos de los casos más sonados que han pasado por el Consejo General del Poder Judicial terminan en una sanción que no impide que, una vez cumplida, que el investigado siga juzgando. En ocasiones el juez reincide y la jubilación por incapacidad puede tardar años o no llegar nunca. Estos son algunos de los expedientes más debatidos en el órgano de gobierno de los jueces.

CORO CILLÁN
Tres años para dictar sentencia

Coro Cillán, que ya había sido sancionada en 1999 por retrasos injustificados, volvió a incurrir en el mismo comportamiento dos años después, destinada en la sección Segunda de la Audiencia Provincial de Guipúzcoa. La comisión disciplinaria del Poder Judicial contó esta vez 34 retrasos graves en procesos civiles y 14 en penales. En algunos casos, se celebraba la vista y luego tardaba más de tres años en redactar las sentencias.

Cuando era ponente, en ocasiones, Cillán escribía borradores de sentencia que luego no entregaba a sus compañeros de tribunal o que eran rechazados por éstos por no recoger los argumentos acordados durante la deliberación del asunto del que se tratara. En varias ocasiones, el presidente del tribunal tuvo que asumir personalmente la redacción de resoluciones que correspondían a la magistrada.

Durante la instrucción del expediente, en el que se la consideró autora de una falta muy grave de desatención de sus funciones, el instructor y el fiscal solicitaron la separación definitiva de la judicatura para la juez infractora invocando que no era la primera vez que se la sancionaba por esos hechos, pero el pleno del Consejo consideró que los hechos no tenían "entidad suficiente" para la máxima sanción que se le puede imponer al juez.

Al final, se le aplicó la suspensión de funciones durante dos años. Pero cinco más tarde, la sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal Supremo anuló la sanción por considerar que el procedimiento sancionador seguido en el Consejo había caducado en 1999. Sigue en activo.

ÁNGEL FALCÓN
Enfermedad mental, depresiones y ansiedad

El caso del titular del juzgado de lo Penal único de Guadalajara, Ángel Falcón Dancausa, es paradigmático de la tardanza con la que el Poder Judicial ataja estos casos. La primera noticia de la enfermedad mental del juez se tuvo en el Consejo en 1999. Nueve años después, todavía se encuentra en activo.

Falcón lleva más de un año sin aparecer por su juzgado. Sus continuas bajas han ocasionado cientos de retrasos de hasta tres años que le han supuesto la apertura de dos expedientes disciplinarios. El primero recogía expresamente su dolencia: "Trastorno depresivo recurrente por el que está recibiendo asistencia médico-psiquiátrica, lo que le ha producido una disminución de su impulso vital con incidencia en su producción laboral e intelectual".

La situación es tan grave que en su juzgado, además de él, trabajan otros dos magistrados. Uno de ellos despacha el trabajo diario que llega. El segundo se dedica a anular los cientos de juicios celebrados en los últimos tres años, en los que Falcón no ha dictado sentencia. El juez, ignorando su baja, aparece de vez en cuando en el juzgado y se lleva unos cuantos expedientes que va resolviendo con cuentagotas en su casa.

El Consejo General del Poder Judicial decidió finalmente el pasado diciembre abrirle un expediente de jubilación por incapacidad, pero hasta finales de enero el médico no lo pudo examinar. Estaba en paradero desconocido. Las últimas noticias sobre el juez indican que ya ha devuelto a su juzgado todos los casos que retenía en su domicilio.

JOSÉ MIQUEL LÓPEZ
El juez que simuló un infarto en la sala de vistas

Las actuaciones irregulares del ex titular del Juzgado de lo Penal número 6 de Barcelona, José Miquel López, hasta que fue suspendido "por enfermedad grave" por el Consejo del Poder Judicial en 1994, fueron de lo más heterodoxas. Una vez condenó a un testigo; otra, como si fuera un actor, simuló un infarto en pleno juicio; y un día se puso a llorar ante la declaración de una persona que compareció ante él.

En su trayectoria como juez, López, además, dictó resoluciones manifiestamente ilegales. Imponía, por ejemplo, penas superiores a las que pedía el fiscal (lo que está prohibido por la Ley de Enjuiciamiento Criminal). Un día se descubrió que mantenía en prisión a una mujer a la que previamente había absuelto. Sólo en ese momento fue suspendido y sometido a reconocimiento psiquiátrico. En su juzgado había más de 100 juicios celebrados sin sentencia.

El ex presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ya fallecido, Guillem Vidal, lamentó que se hubiera permitido un deterioro semejante del servicio en el juzgado. "La incapacidad mental de un juez sólo puede plantearse con informes forenses, pero no es fácil que un médico forense la dictamine", argumentó.

Versos y otras extravagancias

M. A. / M. C. B. - Madrid - 20/03/2008

"Procede acceder a la separación / que imploran tanto el señor Triana / al que no le da la real gana/ de soportar la tensión/ como la señora Sarmiento/ que no sufriendo escarmiento/ tras su primer tropezón/ persiste en el mismo tono/ y aduciendo el abandono/ suplica una solución". No lo parece, pero es una sentencia de divorcio. Al juez de Tenerife Álvaro Gaspar le gustaba "adornar" sus resoluciones, según él mismo explicó al Consejo General del Poder Judicial. Tenía costumbre de componer sus versos y dirigirse con ellos a los ciudadanos. Le gustaba. Decía que "si el fallo es bello además de justo, el derecho sale ganando". A veces también reflexionaba sobre la vida humana. O se dirigía a los hijos de los que se estaban separando: "Te recuerdo Amanda -por el título de la canción de Víctor Jara-, que parece que ya va superando tus problemas de metabolización de la leche". No es el único que se permite ir más allá de lo meramente jurídico. A la comisión disciplinaria del CGPJ han llegado jueces poetas, algunos que usan la Biblia en sus argumentaciones jurídicas y algunos que hacen bromitas a los detenidos mientras esperan en el juzgado.

"Como con Adán y Eva surgió el infierno en vuestro matrimonio" escribía en una de sus sentencias el juez de la Audiencia de Cantabria Esteban Campelo. En sus resoluciones utilizaba habitualmente citas bíblicas. Le gustaba también, como a Gaspar, reflexionar sobre la vida y el matrimonio. "Ahora es posible no comer de esos frutos que Dios, conocedor del bien y del mal, señala como prohibidos porque nos conducen a la muerte", escribe. "Es cuestión de que, Ismael y Concepción, pongáis en medio de vuestras vidas el Espíritu de Jesucristo Resucitado, capaz de llenar el anhelo de vida que tiene vuestro corazón. Y por eso tenéis que acudir a quien dispone de esa fuerza salvadora que es la Iglesia Católica, diciendo a sus Ministros que queréis participar y comer de ese fruto".

Hay otros que publican artículos insultando a algunos compañeros. Un juez calificó a un conocido magistrado de "mendaz, exhibicionista, frívolo, fisgón, chismorrero, vacuo, sayón, tosco, patrañero, bufónido y anuro chipirón". Lo llamaba "San Pinocho de Jaén". Fue sancionado con dos multas de 300.000 pesetas (1.800 euros).

Y hay algunos que no tienen muchos reparos en atemorizar a los detenidos. "El día que entres en prisión saldrás de la ducha a cuatro patas, te llamarán carne fresca", le espetó un juez de instrucción a un detenido por robo después de tomarle declaración. No fue sancionado. El Consejo del Poder Judicial no apreció "falta grave de consideración" por el tono "distendido" usado por el juez.

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